viernes, 4 de marzo de 2011

UN POCO DE LABOR PASTORAL

(Con una familia de la parroquia. Navidad 2010)

Cada Fin de semana, además de tener un pequeño respiro y descanso de nuestras idas y venidas diarias por la labor intelectual, hacemos también algo de experiencia pastoral. Nos es muy provechosa no solo para nuestro bien espiritual sino para ayudar en nuestras posibilidades a las personas que frecuentan diversas parroquias aquí en Roma. Sobretodo administrando la Confesión y la celebración de la Eucaristia. Siempre es una experiencia especial. Claro que no son multitudes de personas que acostumbramos ver en nuestras tierras pero igual, no dejan de ser menos para atenderles. Es muy alentador sentarse en el confesionario y esperar, mientras se celebran las misas, a los penitentes, buscando la ayuda de Dios. Se acercan varios niños y jovenes, así como adultos, matrimonios. Como en muchos lugares, en la misa que se celebra a las diez de la mañana, se llena la iglesia, ya que en esta frecuentan los niños y los confirmantes acompañados por sus padres, como parte de su formación catequética.
En una pequeña Iglesia, dedicada a los Santos Cililo y Metodio (14 de febrero), voy a celebrar cada domingo la Eucaristia. Es una experiencia muy especial. Acompaño a un grupo de personas y estamos logrando infundir un poco mas amor en la Celebración de la Eucaristia. Claro que supone dedicación. Pero veo que la Eucaristia, en sí misma, tiene la fuerza de convocar y reunir y construir una "comunidad". Y resulta muy necesaria cuidar este elemento externo de la liturgia, hacer que las personas se sientan queridas y atraidas por el Señor en la Eucaristia. Estoy convencido que mucho se puede lograr si se logra convencer a los cristianos de hoy a no dejar de acudir en la Eucaristia dominical. La Diocesis de Roma ha fijado sus lineamientos pastorales durante estos diez años, sobre la urgencia de Educar en la Vida Buena del Evangelio. En definitiva la importancia de la Catequesis general. También estoy convencido que la mejor catequésis es cuidar al máximo posible la celebracion de la Eucaristia, la preparación esmerada de la Liturgia. Así que pediremos a Dios , con su ayuda, enfrentar los retos del ambiente tan activista que nos amenaza e intentaremos hacer las cosas de Dios con tranquilidad.