martes, 10 de mayo de 2011

SECUELAS DE LA RECIENTE BEATIFICACION DE JUAN PABLO II

Uno de los regalos maravillosos que la Iglesia nos ha hecho vivir a todos ha sido la reciente Beatificación de Juan Pablo II. Guardaremos en el recuerdo todo lo que fue ese dia y especialmente la alegria inmensa que conllega la fidelidad a la vocación de la santidad. Creo que todos los que pudimos escuchar el momento de la proclamacion oficial de la beatificación experimentamos esa alegria que sobrepasa todas las que podemos experimentar en esta vida. Intentaré compartir diversas fotografias de aquel acontecimiento histórico en la Iglesia y a la vez les compartiré breves textos de la homilia promunciada por el Santo Padre en aquella celebración eucaristica. Estoy convencido que toda labor eclesial si no promueve y motiva a este fin, servirá de poco. El domingo pasado el santo Padre a los cristianos reunidos en Venecia, les animaba al respecto con las siguientes palabra:

"(...)la conversion cristiana es, además y sobretodo, fuente de alegria, de esperanza y de amor. Esa es siempre obra de Cristo resucitado, Señor de la vida."

"(...)Sed santos! Poned al centro de vuestras vidas a Cristo! Construid sobre El el edificio de vuestras existencias. En Jesús encontraréis la fuerza para abriros a los otros y para hacer de vosotros mismos, sobre su ejemplo, un don para la humanidad entera."


"Queridos hermanos y hermanas.

Hace seis años nos encontrábamos en esta Plaza para celebrar los funerales del Papa Juan Pablo II. El dolor por su pérdida era profundo, pero más grande todavía era el sentido de una inmensa gracia que envolvía a Roma y al mundo entero, gracia que era fruto de toda la vida de mi amado Predecesor y, especialmente, de su testimonio en el sufrimiento. Ya en aquel día percibíamos el perfume de su santidad, y el Pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él. Por eso, he querido que, respetando debidamente la normativa de la Iglesia, la causa de su beatificación procediera con razonable rapidez. Y he aquí que el día esperado ha llegado; ha llegado pronto, porque así lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato."