Apenas llegado de Roma, respiré este aire fresco de devoción y de fe, fuerte y sencilla, de tanta gente en mi parroquia de Patzicia; se alegraban y celebraban junto a su párroco actual, el amigo P. Emilio, porque van comprendiendo cada vez mas el valor inmenso de Jesucristo presente en la Eucaristia, al promover la adoración perpetua desde hace cuatro años. Los frutos son notorios. Este segundo domingo recibirán por primera vez al Señor mas de doscientos niños, a quienes les hemos confesado durante esta semana. Podré darle la comunión a mi querido sobrino. Todo esto es ya un preludio de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que en este año se celebrará, al menos por aquí, el lunes próximo.
Las fotografías recogen algunos momentos emotivos de la procesión llevada a cabo el domingo 24 de noviembre.