domingo, 30 de octubre de 2011

UN VERDADERO MAESTRO NO BUSCA LA GLORIA PERSONAL


Aprovecho este corto espacio para compartirles un breve comentario sobre las palabras que dirigio a mediodia el Santo Padre en la Plaza de San Pedro. Me ha servido para reflexionar sobre el ministerio sacerdotal. Como sacerdotes hemos recibido la tarea de ser maestros de la fe y nos dedicamos a ensegnar en cada momento. Este servicio, para que sea eficaz, conviene llevarlo a cabo segun el Espiritu de Jesucristo, el Unico Maestro, de quien hemos recibido este encargo. Resalto el dia de hoy el Santo Padre, a proposito del Evangelio de este domingo, "los verdaderos maestros son aquellos que no buscan la gloria personal". Mas aun, "el autentico maestro no es aquel que oprime la libertad de los demas". El verdadero servicio en nuestra vida sacerdotal sera presentar algo que no nos pertenece y de lo que somos simples administradores. En definitiva hacer presente a Jesucristo. Citando a San Buenaventura hizo ver que sin la presencia de Jesucristo no se puede ensegnar ni alcanzar la verdad "ninguno puede ensegnar y ni menos operar, ni alcanzar la verdad conoscible sin que sea presente el Hijo de Dios".

Creo que este es el punto de referencia por el cual se nos pedira alcanzar en la medida de lo posible, el conocimiento de Jesucristo, a traves del Evangelio, de la Doctrina contenida maravillosamente en el Catesismo de la Iglesia Catolica, en la vida de oracion exigente, en los sacramentos, y viendo a Jesucristo en el projimo, en particular en los necesitados. Para ello sera necesario dedicarnos y prepararnos refrescando con frecuencia en el conocimiento de la Divina Revelacion, aprovechar los medios para cultivar la vida de piedad, etc. de esta forma ser coherentes con nuestro ministerio. Les dejo con otras expresiones del Santo Padre quien invito a considerar el ejemplo de Jesucristo: "Queridos amigos, el Segnor Jesus se ha presentado al mundo como siervo, despojandose totalmente de si mismo y rebajandose hasta dar en la cruz la leccion mas elocuente de humildad y de amor. De su ejemplo brota la propuesta de la vida: 'Quien entre vosotros es el mas grande, sera vuestro siervo' (Mt 23,11)"