sábado, 28 de julio de 2012

"LO POCO QUE SOMOS, NOS CONVERTIMOS EN INSTRUMENTOS DE SALVACION PARA MUCHOS, PARA TODOS"


En el contexto del Año Sacerdotal, en el 2009, aquel domingo 17 del Tiempo Ordinario, en el rezo del Angelus, el Santo Padre hizo referencia al Ministerio Sacerdotal como "instrumento de salvación" para todos, a propósito del milagro de la Multiplicación de los cinco panes y dos peces, presentados por aquel jóven anónimo. Dado que en este mismo domingo consideramos de nuevo este milagro del Señor, nos vendrá bién considerar la maravilla del Ministerio Sacerdotal. 


(Fotografía tomada en la Clausura del Año Sacerdotal, Plaza de San Pedro, Roma)

“¿Cómo compraremos pan para que coman éstos? (...)
Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”. (…)
Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer” (Cf. Jn 6, 1-15)

He aquí las palabras del Santo Padre en el Angelus de aquel domingo, 2009:
“Al narrar el “signo” de los panes, el evangelista subraya que Cristo, antes de distribuirlos, los bendijo con una oración de acción de gracias (cf. v. 11). El verbo griego es eucharistein, y remite directamente al relato de la última Cena, en el que, de hecho, san Juan no refiere la institución de la Eucaristía, sino el lavatorio de los pies. La Eucaristía aquí está como anticipada en el gran signo del pan de vida.
En este Año sacerdotal, cómo no recordar que especialmente nosotros, los sacerdotes, podemos reflejarnos en este texto joánico, identificándonos con los Apóstoles cuando dicen: ¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente? Y al leer sobre aquel anónimo muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, también se nos ocurre espontáneamente decir: ¿pero qué es esto para tan gran multitud? En otras palabras: ¿qué soy yo? ¿Cómo puedo, con mis limitaciones, ayudar a Jesús en su misión? Y la respuesta la da el Señor: los sacerdotes, nosotros los sacerdotes, precisamente poniendo en sus manos “santas y venerables” lo poco que somos, nos convertimos en instrumentos de salvación para muchos, para todos."