En la liturgia del Tercer Domingo de Pascua San Lucas nos narra la inmediatez con la que los dos discipulos de Emaús se presentan al grupo de los apóstoles para contarles la Resurrección del Señor. En el mismo momento se hace presente El Señor quie les ofrece la Paz; luego pide de comer y por último les abre la mente para que comprendieran.
Que nuestros corazones siga viviendo la alegría de descubrir al Resucitado. Le pidamos nos abra también nuestras mentes para comprender sus planes, mas que los nuestros. El hombre moderno, distraido en miles de cosas ha olvidado la prioridad que debe ocupar Dios en su vida. Las vanidades del mundo, cuando llenan el corazon y la mente del ser humano permite que éste se vuelva incapacitado a la luz de Dios. ¡Señor, abre también nuestras mentes para que comprendamos y seámos sensibles a tus cosas en beneficio de nuestra Salvación. FELIZ TERCER DOMINGO DE RESURRECCION.
