Una mañana fria de invierno, un sol radiante que anticipa la primavera, un cielo azul de verano la de este dia que Dios nos permitió para ver y escuchar por ultima vez a nuestro amado Pastor hasta el dia de mañana, Benedicto XVI. La audiencia de este miercoles será inolvidable y lo llevaremos en la mente y en el corazón los que hemos tenido la dicha de vivirla. El Papa, un verdadero padre y pastor que con el dolor del corazon, conmovido por ver a sus hijos reunidos en toda la Plaza de San Pedro para decirle: "Gracias Santo Padre por guiarnos y afianzarnos en el camino seguro", dirigió sus últimas palabras de gratitud. Se atrevió a reafirmar lo que ya lo inició en aquel abril del 2005 había aceptado: cargar el peso de la cruz, "no la dejo, me aferro más a ella", o "la Iglesia está viva". Le tocó sostener la barca de Pedro que durante estos ocho años se vió nuevamente abatida por vientos fuertes, pero se dejó ayudar por el Señor y El no lo abandonó y no lo abandonará. Se dedicará a rezar aún más por Ella, afirmó, para seguir sosteniéndola. Todo esta conmoción nos hizo brotar lagrimas de gratitud. Elevaremos aún más nuestras oraciones por su persona y diremos a Dios: "Bendice y sostiene cada día a quien se mantuvo fiel al frente de tu familia". Gracias Santo Padre.