jueves, 31 de marzo de 2011

MIENTRAS VIVIMOS LOS DIAS DE LA CUARESIMA

Nuestro argumento de ayer en el aula del Augustinianum ha sido sobre el Catecumenado.
Es interesante, además de recordar lo que desde las aulas de Nuestro Seminario hemos aprendido, la importancia que ha sido para el crecimiento de la Iglesia.
Esta realidad se denominaba, más que catecumenado, el discipulado, segun el término particular que se utilizaba "matheteuo" con significados: "ser discipulo" (cfr Mt 27, 57) o "convertir en discípulo" (Mt 28,19; Act 14, 21). Luego existen varios testimonios de esta vivencia cristiana. Especialmente se expresaba una obra maravillosa de toda una comunidad que propone el Evangelio a los nuevos creyentes, quienes la acogen en la propia vida. De tal forma se necesitaba por lo menos que el candidato tuviera plena conciencia de lo que estaba por creer y el compromiso de por vida que suponia tal credo.
No por algo la cuaresma comenzó a ser el tiempo particular para introducir a los futuros cristianos en el seno de la Iglesia. Muchas homilias fueron pronunciadas como catequésis para ello. Además les recomiendo, entre muchos otros escritos, la llamada "Tradición Apóstolica" de Hipólito de Roma, la "Didaje", varias apologías, sea de San Justino o un poco mas tarde, de Tertuliano, escritos de San Ireneo de Lion, etc.

Me parece que hoy mas que nunca, hemos de redescubrir la importancia que seguira siendo para la Iglesia iluminar las conciencias de cristianos para que no nos quedemos solamente con el hecho de creer, sino mas bien conocer (catequesis) lo que creemos y vivirla con un compromiso serio en la vida, para ser verdaderos discipulos de Cristo.