miércoles, 7 de diciembre de 2011

FELICIDADES A LOS NUEVOS PRESBITEROS EN SOLOLA CHIMALTENANGO

Hoy, en la fiesta del Santo Obispo de Milan, San Ambrosio, envio mis mas sinceras felicitaciones a los nuevos presbiteros que el dia de mañana, solemnidad de la Inmaculada Concepcion de la Santisima Virgen Maria, serán Ordenados en mi recordada Parroquia, Santiago Apóstol de Patzicia. Detrás de cada ordenación hay un sin fin de motivos por las cuales se debe agradecer. En Primer lugar a Dios quien con su Gracia responde a la petición de tantos fieles, quienes obedeciendo a la indicación del Señor "pedid al dueño de la mies, que envie operarios a su mies", doblan las rodillas, incansablemente, con la esperanza de que no serán defraudados. El esfuerzo de sacerdotes en su dedicación perseverante en la formación, se ven involucrados en tal empresa, muchos de ellos aunque con un labor injustamente ireconocible por los ojos humanos, pero no asi para Dios. Tanta gente sencilla y de escasos recursos pero con una confianza ejemplar en la Providencia, manifiestan mucha generosidad. En fin tantas razones para cada uno se tome en serio lo que significa el momento de la Ordenacion Sacerdotal.
Por todo esto me uniré el dia de mañana a cada uno de los nuevos sacerdotes y pediré a Dios para que sepan servir a ejemplo de Jesucristo el ministerio sacerdotal.

La fotografia acontinuación, representa el acontecimiento de 390. El Emperador Teodosio I, llamado El Grande por haber decretado la prohibición de los cultos paganos y por otras razones mas en favor del cristianismo, intenta entrar en la Basílica de Milán, pero es impedido por San Ambrosio por haber cometido un grave error al masacrar miles de habitantes en Tesalónica (se dice que fueron alrededor de 7,000), por el asesinato de uno de sus generales. San ambrosio lo Excomulga temporalmente pero le levanta la pena despues de varios meses de penitencia pública. La vida de este emperador es muy llamativo conocerlo.

Les transcrivo literalmente el texto que nos presenta hoy el oficio de lectura y que biene bien considerarlo a propósito de las ordenaciones del dia de mañana.


Nació en Tréveris, hacia el año 340, de una familia romana. Estudió en Roma y comenzó una brillante carrera en Sirmio. El año 374, mientras vivía en Milán, fue inesperadamente elegido obispo de aquella ciudad y fue ordenado el día 7 de diciembre. Cumplió con toda fidelidad su ministerio, ejercitándose principalmente en la caridad para con todos, como verdadero pastor y maestro de sus fieles. Protegió con valentía los derechos de la Iglesia; con sus escritos y con sus obras, defendió, contra los arrianos la fe verdadera. Murió en Sábado santo, el día 4 de abril del año 397.

De las Cartas de san Ambrosio, obispo
(Carta 2, 1-2. 4-5. 7: PL 16 [edición 1845],847-881)

EL ATRACTIVO DE TUS PALABRAS HAGA DÚCTIL A TU PUEBLO

Has recibido la carga del sacerdocio. Sentado en la popa de la Iglesia, gobiernas la nave en medio de las olas que la combaten. Mantén firme el timón de la fe, para que las fuertes tormentas de este mundo no te hagan desviar de tu rumbo. El mar es ciertamente grande y dilatado, pero no temas, porque él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.

Por ello no es de extrañar que, en medio de un mundo tan agitado, la Iglesia del Señor, edificada sobre la roca apostólica, permanezca estable y, a pesar de los furiosos embates del mar, resista inconmovible en sus cimientos. Las olas baten contra ella, pero se mantiene firme y, aunque con frecuencia los elementos de este mundo choquen con gran fragor, ella ofrece a los agobiados el seguro puerto de salvación.

Sin embargo, aunque fluctúa en el mar, se desliza por los ríos, principalmente por aquellos ríos de los que dice el salmo: Levantan los ríos su voz. Porque existen unos ríos que manan de aquel que ha tomado de Cristo la bebida y ha recibido el Espíritu de Dios. Éstos son los ríos que, por la abundancia desbordante de la gracia espiritual, levantan su voz.

Y existe también un río que se precipita entre sus santos como un torrente. Y existe un río que, como el correr de las acequias, alegra al alma pacífica y tranquila. Todo aquel que recibe de la plenitud de este río, como Juan Evangelista, como Pedro y Pablo, levanta su voz; y, así como los apóstoles pregonaron por todos los confines de la tierra el mensaje evangélico, así también éste se lanza a anunciar esa Buena Nueva del Señor Jesús. Recibe, pues, de Cristo, para que puedas hablar a los demás. Acoge en ti el agua de Cristo, aquella que alaba al Señor. Recoge el agua proveniente de diversos lugares, la que derraman las nubes de los profetas. Todo aquel que recoge el agua de los montes, el que la hace venir y la bebe de las fuentes, la derrama luego como las nubes. Llena, pues, de esta agua tu interior, para que la tierra de tu corazón quede humedecida y regada por sus propias fuentes.

Para llenarse de esta agua es necesaria una frecuente e inteligente lectura; así, una vez lleno, regarás a los demás. Por esto dice la Escritura: Si las nubes van llenas, vierten lluvia sobre la tierra.

Sean, pues, tus palabras fluidas, claras y transparentes, de modo que tu predicación infunda suavidad en los oídos de tu pueblo y con el atractivo de tus palabras lo hagas dúctil. De este modo te seguirá de buen grado a donde lo lleves.

Tus exhortaciones estén llenas de sabiduría. En este sentido, dice Salomón: Las armas del espíritu son los labios del sabio; y, en otro lugar: Tus labios estén atados por la inteligencia, es decir, que tus sermones brillen por su claridad e inteligencia, y que tus exhortaciones y tratados no tengan necesidad de apoyarse en las afirmaciones de los demás, sino que tus palabras se defiendan con sus propias armas, y que ninguna palabra vana y sin inteligencia salga de tu boca.