HEMOS COMENZADO A LO QUE ESTAMOS EN ROMA Y EN UNION CON LOS DECEOS Y SENTIMIENTOS DEL SANTO PADRE.
El pasado sabado 10 de octubre el Santo Padre presidio el rezo del Santo Rosario junto con los participantes del Sinodo de Africa que se esta desarrollando en el Vaticano y los estudiantes universitarios, principalmente africanos, a quienes dirigio una exhortacion muy especial. Muy apropiado tambien para nosotros que hemos comenzado cada uno en distintas universidades, el tiempo de formacion cientifica teologal. El P. Francisco, entrando de lleno en la elavoracion de su tesis de licenciatura en Espiritualidad; El P. Tulio, desde la semana pasada sus primeros dias en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz profundizando sobre la Liturgia;y Yo el lunes pasado en el Instituto Augustinianum, comenzando en este mundo apasionado de los Santos Padres de la Iglesia. Con estas palabras de peticion del Santo Padre, cada uno, afrontando las distintas dificultades, pero con mucha ilusion, estamos ya de lleno en este tiempo especial de preparacion intelectual, para el bien de Nuestra Iglesia. Siempre nos encomendaos a sus oraciones.
Traigo a considerar un parrafo que el Santo Padre dirigio el sabado pasado, desde el Aula Pablo VI:
"Deseo subrayar lo importantes que son la formación de los jóvenes intelectuales y la colaboración científica y cultural entre los ateneos para proponer y alentar un desarrollo humano integral en África y en los demás continentes. En este contexto, a vosotros, queridos jóvenes he encomendado idealmente la Encíclica Caritas in veritate, en la que exhorto sobre la urgencia de elaborar una nueva síntesis humanística (cfr. nº 21) que vuelva a anudar los lazos entre la antropología y la teología. Meditando sobre los misterios del Rosario, hemos encontrado una vez más el verdadero rostro de Dios, que en Jesucristo nos revela su presencia en la vida de cada pueblo. El Dios de Jesucristo camina con el hombre: y gracias a Él es posible construir la civilización del amor (cfr. ivi, 39). Queridos universitarios de Roma y de África, os pido que seáis, en la Iglesia y en la sociedad, operadores de la caridad intelectual, necesaria para afrontar los grandes desafíos de la historia contemporánea. En las universidades sed sinceros y apasionados buscadores de la verdad, construyendo comunidades académicas de alto nivel intelectual, en las que sea posible ejercer y gozar de esa racionalidad abierta y amplia, que abre el camino al encuentro con Dios. Que sepáis crear puentes de colaboración científica y cultural entre los distintos ateneos, sobre todo con los africanos. A vosotros, queridos estudiantes africanos, os dirijo una especial invitación a vivir el tiempo del estudio como una preparación a desempeñar un servicio de animación cultural en vuestros países. La nueva evangelización en África cuenta también con vuestro generoso esfuerzo."
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