Mi primer domingo en Roma fue muy especial.
El dia siguiente, lunes 29 de junio, se celebraba la fiesta de los Santos Pedro y Pablo, ademas el Santo Padre clausuraba el ano Paulino, tema de catequesis que abarco el trabajo pastoral catequetico en muchas parroquias, no digamos en La de San Andres Itzapa. Sabia que el dia siguiente se me habia encargado celebrar la Santa Misa en una comunidad a mi cargo anexo a la Parroquia de Santa Barbara. Asi que emprendi el viaje aventurero por llegar el la Vispera de la Fiesta a visitar por primera vez la Majestuosa Basilica de San Pedro. A mi llegada estaba justamente cayendo el sol y se presenciaba un panorama espectacular. Lo que ante mis ojos solo habia sido posible por television o fotografias abundante en libros, revistas, etc. en aquel momento era una gran realidad: Contemplar la maravillosa Basilica reluciente con la Gran Cupula que sobresalia en aquel conjunto espectacular. No logre evitar mi emocion y me puse a derramar algunas lagrimas. Le di Gracias a Dios que me diera aquella oportunidad. Me acorde de todas las personas conocidas que me habian pedido alguna plegaria por cada una de ellas cuando llegara ese momento. Lo he hecho.
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